El importante papel del acido lactico
Como hemos mencionado, el ácido láctico que se produce en el intestino cuando se ingiere suero de leche tiene importantes propiedades beneficiosas para el metabolismo. Por ejemplo, estimula el peristaltismo intestinal, proceso que permite la contracción de los músculos intestinales para transportar el alimento y asegurar una correcta eliminación de la materia fecal.
También actúa como suave laxante natural por lo que está indicado en los casos de atonía intestinal y estreñimiento. Pero, además, el ácido láctico producido a partir de la lactosa aumenta la solubilidad del calcio, fósforo, potasio y magnesio lo que facilita la asimilación de estos minerales por el intestino. De esa forma, pueden ser absorbidos mucho mejor por la pared intestinal desde donde pasan al torrente sanguíneo y, a través de la sangre, a su destino final: las células de todo el organismo.
Ahora bien, es importante señalar que existen dos tipos de ácido láctico. Uno se denomina ácido D(-) láctico y el otro es el ácido L(+) láctico, que es más fisiológico porque nuestro organismo posee la enzima necesaria para su catabolismo. El D(-) hiperacidifica nuestro medio orgánico por lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda no ingerir más de 100 mg/día de este tipo de ácido láctico por kilo de peso corporal (es decir, como máximo 6.000 mg para una persona de 60 kilos de peso). Esta recomendación es casi exigencia en el caso de los lactantes y niños de corta edad porque la tolerancia al ácido de su metabolismo es menor y porque todavía no se ha desarrollado completamente su capacidad de neutralización.
Pero no queremos alarmar: el ácido láctico que contiene el suero de leche fresco es exclusivamente del tipo L(+) que, como hemos dicho, es más fisiológico. Lo malo es que este suero fresco no se puede conservar durante mucho tiempo ya que cada hora que pasa pierde calidad. Incluso llega a ser imposible de ingerir porque, lentamente, se va transformando en ácido D(-) láctico. Téngalo, pues, en cuenta.
Y, por cierto, sepa que nuestro organismo también produce ácido L(+) láctico a partir de la lactosa. Más en concreto, lo generan nuestros músculos en la combustión de la glucosa lo que, en condiciones de esfuerzo extremo, da lugar a las conocidas y molestas “agujetas”.
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